[Columna] Eliminación mundialista: efectos y proyecciones desde la psicología deportiva
La selección chilena de fútbol quedó eliminada del campeonato mundial a disputarse en Qatar en el próximo mes de noviembre. En ese contexto, un resultado deportivo puede explicarse desde distintas dimensiones y, en este caso, no es la excepción pues seguramente en este resultado intervienen factores técnicos, físicos, administrativos y psicológicos. Considerando este último factor, bien vale preguntarse cómo vive un jugador este proceso y qué viene después de esta eliminación.
Desde la psicología del deporte, se asume que uno de los principales rasgos de la actividad competitiva es la profunda intensidad emocional que genera, pensando tanto en situaciones de victoria como de derrota. Ello permite suponer que tras la eliminación viene un período marcado por emociones negativas de alto impacto (tristeza, frustración y enojo, por ejemplo), lo cual ha llevado a plantear que el no logro de una meta de alta significancia personal puede ser homologado a un proceso de duelo. En éste, se pasa por diversos estados que van desde el shock hasta la aceptación final en donde se hace una elaboración de lo vivido y se proyecta el desempeño hacia el futuro.
La resolución de este proceso, además, depende mucho de las atribuciones de control que haga el deportista sobre su desempeño. Esto es, si se atribuye el resultado obtenido a factores personales o externos, pueden observarse vivencias subjetivas y patrones conductuales diferentes y, posiblemente, con distintos grados de adecuación y bienestar.
El carácter profesional del fútbol, sin embargo, hace que la continua dinámica competitiva acostumbre a los deportistas a ciclos sucesivos de victorias y derrotas que terminan generando cierta independencia del resultado, dando paso a una orientación motivacional hacia la tarea.
A partir de ello, es posible proyectar una etapa marcada por una nueva elaboración de objetivos individuales y colectivos. En ese sentido, tanto el equipo como sus integrantes deben plantearse nuevas metas incorporando en ellas aspectos tanto de resultado como de desempeño, esto es, obtención de metas competitivas y dominio de habilidades que favorezcan un óptimo desempeño. Ello debe ir de la mano de un proceso de gestión de las reacciones cognitivas y emocionales generadas desde la eliminación para atenuar el impacto inicial y comenzar a visualizar de manera constructiva el futuro.
Si bien en el fútbol profesional, se habla que “los resultados mandan” resulta relevante incorporar en el análisis también el cómo es posible llegar a ellas. Ello implica una formulación que trasciende la cancha e implica postular una visión, una misión y una metodología general del trabajo que implique a todos los agentes involucrados, así como una revisión de los exponentes más idóneos para llevarla a cabo, más aún considerando el alto impacto que este resultado genera en la sociedad.
Benito Urra Tobar
Académico Escuela de Educación Física, Deportes y Recreación