[Columna] Inmersión para el aprendizaje de idiomas: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?
Todo estudiante de idiomas quisiera saber si existe alguna forma de poder aprender una lengua extranjera de manera efectiva y rápida y, en tal sentido, los estudiantes chilenos no son la excepción. Los profesores de idiomas solemos recomendar la realización de ejercicios gramaticales, el uso de aplicaciones (ya sea diseñadas para el aprendizaje de un idioma, como aquellas que -dada su naturaleza- ayudan al estudiante en el aprendizaje de nuevo vocabulario), la lectura de libros o escuchar música. Sin embargo, esta respuesta puede resultar demasiado amplia para alguien que requiere de una orientación más específica.
Una posible respuesta son las indagaciones que han realizado distintos investigadores del área. Desde los años 2000, se han desarrollado estudios que demuestran que los estudiantes que están expuestos al idioma que aprenden por medio de un programa de inmersión bilingüe en sus colegios o mediante un intercambio en el extranjero muestran mayores niveles de fluidez (Cummins, 2009), en especial cuando la motivación que los estudiantes tienen por aprender esa lengua es significativa. Esta alta motivación podría explicarse, a su vez, por el genuino deseo de pertenecer o aproximarse a la cultura de la lengua meta (Radhika, 2017).
En efecto, como seres humanos estamos programados para establecer conexiones emocionales y sociales y cuando nos situamos en contextos en los que dicha conexión sólo está disponible a través de una lengua extranjera, nuestra motivación para adquirirla aumenta. Esa es justamente una razón por la que es tan eficaz aprender un idioma en el país donde se habla, dado a que proporciona la oportunidad de inmersión lingüística completa. En los colegios, a su vez, muchas clases de inglés, francés, italiano o alemán tienen como objetivo entregar un contexto de inmersión que sea significativo para los estudiantes, estableciendo lazos con información sobre la segunda lengua y el compromiso emocional que cada estudiante pueda tener.
En el caso de Chile, se han desplegado esfuerzos importantes por aumentar el nivel de inglés en la población a través de instancias formales como colegios bilingües, intercambios en países de habla inglesa o cursos para adultos financiados por distintas entidades gubernamentales tales como SENCE y CORFO, acciones que en su oportunidad fueron plasmadas en la Estrategia Nacional de Inglés 2014-2030. Estas medidas han redundado en el mejoramiento paulatino del país según se muestra en el English Proficiency Index a cargo del instituto EF, aunque aún en el año 2021 Chile se encuentra en el puesto 47 de 11 a nivel mundial y 7 de 20 en Latinoamérica (nivel medio). Afortunadamente, vivimos en un mundo en el que la globalización y la digitalización han generado permanentes oportunidades para que los alumnos se expongan al inglés u a otro idioma en diversos contextos, ya sea académicos o extracurriculares. Estas instancias, incluyen -a las ya mencionadas previamente- ver películas y vídeos, escuchar podcasts o radios en línea, comentar vídeos en internet, participar en debates en línea, asistir a seminarios web y cursos asincrónicos y practicar mediante videojuegos con personas de todo el mundo.
Como país, todavía tenemos un largo trecho que recorrer para poder aumentar el nivel de manejo del inglés y de idiomas en general. Los profesores de lenguas extranjeras, en particular del inglés, tenemos el desafío, entonces, de propiciar estas instancias de inmersión lingüística presentando las herramientas que a nuestros estudiantes les resulten más atractivas, de modo de fortalecer su proceso de aprendizaje.
Lorena Maluenda Parraguez
Académica Departamento de Idiomas
Facultad de Educación