Docente UBO recomienda como bajar el consumo de azúcar
El consumo de azúcar aumenta en festividades como halloween, cumpleaños, pascuas, entre otros. Consumir los dulces después de una comida principal, para estar más saciados, distribuirlos en varias jornadas y motivarlos a probar alternativas con menos aporte energético, son las principales recomendaciones.
Quedan pocos días para Halloween y los niños y niñas no sólo preparan sus mejores disfraces, sino que además esperan con ansias la tradicional búsqueda de dulces. Lo cierto es que un panorama que para ellos es sinónimo de diversión y risas, puede representar un problema para su salud a partir del excesivo consumo de azúcar.
Para el académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins, Raúl Piñuñuri, que los niños coman dulces durante Halloween es inevitable, por lo tanto “la clave es evitar caer en un exceso. Eso puede hacerse consumiéndolos después de alguna comida, como el almuerzo, donde el niño tendrá menos apetito. También se puede distribuir la ingesta en varios días, extendiendo la celebración, para que no se coma todo en uno o dos días. Y por supuesto, la mejor alternativa es invitarlo a compartir con la familia y/o amigos”.
El principal problema detrás de la dinámica de Halloween es que puede reforzar un aumento de la ingesta de azúcar a lo largo del tiempo “y eso nos lleva a incrementar riesgo de desarrollar obesidad. Recordemos que recientemente se emitió el informe de la JUNAEB relacionado con el estado nutricional de los niños en Chile, y más del 55% tiene mal nutrición por exceso (sobrepeso u obesidad)”, aseguró el especialista de la UBO.
La pregunta entonces es, ¿cuántos dulces deberían estar permitidos? Si bien es difícil hacer una estimación universal, Piñuñuri resalta que “los dulces están compuestos por azúcares simples y diariamente un niño no debería consumir más de 35 gramos, lo cual incluye también el contenido de los lácteos y frutas. Si consideramos que una porción de tres gomitas aporta alrededor de diez gramos de azúcares, el menor no debería comer más de seis”.
Además de poner atención a las cantidades, es fundamental no dejarse llevar por las opciones sin azúcar, pues si bien “reemplazan el azúcar por endulzantes no calóricos, estos tienen un consumo máximo definido, más conocido como IDA (ingesta diaria admisible), la cual se calcula en función del peso corporal y por ende es mucho más limitado en los menores de edad. Sobrepasar eso también podría perjudicar la salud”, puntualizó Piñuñuri.