Académica de la Escuela de Enfermería UBO analiza el autocuidado emocional en tiempos de crisis
El reconocernos como seres humanos, nos permite aceptar que somos entes indivisibles entre nuestras emociones y nuestra corporalidad, donde dichas características forman la particularidad de cada individuo. Esta primicia es fundamental al momento de la aceptación de nuestra emocionalidad frente a estímulos.
Cuando los estímulos son persistentes en el tiempo y de origen negativo, en algún momento gatillaran dificultades adaptativas de nuestro organismo y nos veremos expuestos a diferentes reacciones que pueden afectar nuestra salud y bienestar.
Ante la adversidad y la incertidumbre en el contexto de crisis, nuestro organismo se prepara para poder enfrentar estas situaciones de adversidad, sin embargo, esto puede causar gran malestar psicológico y desgaste emocional tratando de identificar estas señales de alarma, generando respuestas de defensa y resolviendo la situaciones con el ímpetu de generar una adaptación la cual no siempre contamos con las herramientas personales para enfrentarlas.
Parte de la estrategia que debemos fomentar es el autocuidado emocional y potenciar nuestra salud mediante factores protectores.
Al margen del estrés, los últimos días han venido cargados de mensajes, noticias, advertencias que no siempre han sido realistas y expresadas desde la calma. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de comunicar, mas aún cuando nos encontramos en situaciones de gran impacto para el ser humano, pero al mismo tiempo esa responsabilidad implica difundir herramientas para sobrellevar y aceptar el mensaje de manera apropiada.
El fomento del autocuidado emocional es una estrategia la cual debe ser difundida como medio mitigación de estas situaciones, por tal motivo, Nicole Pinilla Carrasco, académica de la Escuela de Enfermería UBO en base a esta información ayuda a identificar los tipos de emociones y qué se puede hacer para afrontar estas circunstancias.
¿Cuáles son estas emociones?
- Sentimientos de nerviosismo, agitación, tensión con sensación de pánico o peligro inminente,
- Centrado en el problema (mantención constante ante noticias catastróficas).
- Baja concentración en las labores cotidianas.
- Centrado en el estado de salud del mismo y el entorno.
- Síntomas de estrés como respiración acelerada, sudoración, temblores o se tienen problemas para dormir profundamente.
¿Qué podemos hacer?
- Optimismo y objetividad: no olvidemos que ser optimista mejora nuestra forma de pensar y genera mayor creatividad.
- Pautas de higiene y prevención: sigamos ni más ni menos que las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
- Comunicación positiva: hablemos de otros temas, ayudemos a nuestra familia a tener pensamientos adaptativos.
- Fuentes oficiales: si necesitamos información, que sea fiable y contrastada. No alimentemos bulos o noticias falsas.
- Vida normal y rutinas: es importante seguir con las rutinas habituales de trabajo y estudio aunque sean adaptadas a la crisis.
- Todos somos seres humanos: tengamos mucho cuidado con conductas de rechazo y discriminación. El miedo nos puede hacer comportarnos de forma impulsiva y discriminatoria.
Fuentes:
- Gema de Pablo. Coordinadora del Departamento de Orientación. Colegio Villalkor.
- Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (2020). Grupo de trabajo de Urgencias y emergencias. Recomendaciones a la población para un afrontamiento psicológico eficaz ante el malestar generado por el brote de coronavirus.