Docencia e Investigación en y para la Educación Universitaria: ¿Cómo avanzar hacia un vínculo efectivo que impacte en los procesos formativos?
La docencia y la investigación son actividades centrales de las universidades, y se espera que, en el ámbito de la educación superior chilena, existan acciones de investigación sobre la experiencia de los profesionales que impacten positivamente en el proceso formativo, disciplinar y pedagógico. Sin embargo, diversas experiencias e investigaciones señalan que existe una desvinculación entre investigación y docencia universitaria, generando tensiones que han impedido una eficiente articulación de ambas actividades. Incluso, se ha reportado que, en algunos casos, se le ha asignado un mayor valor a la tarea investigativa por sobre la pedagógica. Probablemente debido a los desafíos que impone el vertiginoso campo de generación de conocimiento, así como la preocupación por parte de las universidades respecto del rendimiento investigativo, asociado principalmente a indicadores que inciden en su prestigio, presencia en ranking, entre otros; aumentando las tensiones entre ambas funciones.
Asimismo, han surgido diversos conceptos que hacen referencia a esta relación, enfatizando en la docencia, la incorporación de elementos investigativos en la formación de los estudiantes. Entre ellos: relaciones entre enseñanza e investigación, docencia guiada por investigación, docencia basada en investigación. Sin embargo y, a pesar de estos esfuerzos y sus importantes aportes en distintos ámbitos, existen pocas aproximaciones que sitúen al docente como actor clave en la investigación asociada a la docencia universitaria, y por tanto, que lo posicione como articulador entre la docencia y la investigación desde su quehacer.
Al implementar, por ejemplo, un modelo educativo, un plan de estudios, los resultados de aprendizajes e indicadores de logro para las asignaturas, las metodologías didácticas, los procedimientos e instrumento de evaluación, los perfiles de egreso, entre otros; suponemos desde los diversos especialistas, que serán efectivos. Sin embargo, requieren de ser evaluados constantemente a fin de ajustarlos, validarlos y/o actualizarlos, pasando a constituirse en verdaderas hipótesis.
Es en este contexto que el docente cobra un rol clave que permite integrar en “una sola actuación” la docencia y la investigación, visibilizando el vínculo y fomentando un proceso de mejora continua a los procesos formativos “bottom to top”, a través del levantamiento de evidencias que aporten información válida y confiable para la toma de decisiones y la constante mejora.
De igual forma, las innovaciones en el ámbito de la docencia universitaria, entendidas como un procedimiento o método, que difiere significativamente de las practicas establecidas y que apuntan hacia la mejora de la eficacia del proceso educativo considerando los avances tecnológicos, las diferencias de intereses, las formas de aprender y las habilidades de las nuevas generaciones. Constituyendo así un medio para la mejora educativa y, también, un objeto de investigación educacional, toda vez que la naturaleza cambiante de la educación en sí misma requiere una combinación de estrategias de innovación e investigación, que permitan una mejor comprensión en profundidad de un tema en cuestión.
Desde esta perspectiva, la práctica basada en la evidencia (Evidence Informed Practice) ha cobrado relevancia en la concreción del vínculo docencia e investigación, toda vez que ha reportado impactos en la efectividad de sistemas educativos y ha influenciado en la naturaleza de investigación educacional. Esta práctica fomenta una evaluación permanente del proceso de enseñanza y aprendizaje, a niveles macro, meso y micro curriculares a través de múltiples tipos de datos y evidencias levantadas de una forma sistemática bajo enfoques cuantitativos y cualitativos. De esta forma, los datos, la información y los resultados pueden ser analizados y discutidos desde una perspectiva crítica, permitiendo identificar y priorizar áreas de mejora, posicionando el rol docente desde una perspectiva académico-investigativa, que impacta en la formación universitaria, nutriendo los mecanismos de toma de decisiones pedagógicas, que fortalecen la academia y que facilita el tránsito hacia productos investigativos de interés institucional.
Dra. Tanya Neira Peña
Directora General de Educación No Presencial
Vicerrectoría Académica